- Baches -
«¡Adelante!».
Entra García: «Se trata de la suspensión, don Mario, me dijo que
llamara...». «¿Suspensión?¡Vaya frescura! —salta don Mario,
pipa en alto—. Es una quiebra de tomo y lomo. ¡Una quiebra
disfrazada de suspensión de pagos! Qué evidencia, mi joven abogado.
¡Caraduras! —continúa exaltado don Mario, acalorado tras una
espesa nube de humo dulzón—. ¡Caraduras sin previsión ni
principios contables! Y luego, ¡hala!, negocia con la Junta de
Acreedores». García boquea, solo acierta a mover las manos como
apretando tuercas imaginarias. «Exacto, ¡apretémoles! —ataja con
su vozarrón don Mario exprimiendo la cazoleta de la pipa— ¡Ni el
indulto les vamos a dejar! Gracias, García. Retírese». El joven
sale cabizbajo del despacho. La secretaria le sonríe cómplice: «No
te ha dejado ni decir mu, ¿verdad?». «Imposible. Encima, me
encargó hablar con el taller...—resopla García contrariado—.
Dile de mi parte que se acabó.¡Que fin! Que su
Audi se ha quedado sin suspensión».
©Mikel Aboitiz
Lo vuelvo a leer y me gusta más.
ResponderEliminarGracias, Iñaki. No pasó a la final del concurso de abogados (condiciones: max. 150 palabras, entre ellas: previsión, joven, evidencia, indulto, suspensión y un tema relativo a los picapleitos, claro)
Eliminar